Si bien somos imperfectos como esposos, el amor de Dios nos manda a amar a nuestras esposas como Cristo ama a la Suya, la iglesia. Entreguémonos al estudio de Cristo juntos. Como escribe el Dr. D. Martyn Lloyd-Jones: “Debemos iniciar estudiando la relación de Cristo con la iglesia, y entonces, solo entonces, podemos mirar la relación entre el esposo y su esposa”.
Da orientaciones prácticas hacia las formas en que los esposos pueden trabajar en sus corazones a fin de perseverar en la meta de ser más como su Señor.
Expone y recuerda constantemente la gracia y poder que sólo pueden ser hallados en nuestro Salvador, los cuales les capacitan y habilitan para imitarle.